viernes, 4 de octubre de 2013

Guiso de penes y sangre de víbora en el menú asiático de la lujuria

El chef Xiao Shan enarbola un pene de caballo de unos 50 cm y asegura que se trata del "más delicioso" de los ingredientes de un guisado chino de genitales masculinos, uno de los supuestos remedios asiáticos para dar vigor a la libido.

Penes y testículos de burros, chivos, perros, toros y ciervos esperan alineados en la mesa del cocinero para aportar su contribución al carnal plato por el que habrá que pagar unos 200 dólares.

"La textura y el sabor (de los genitales equinos) son muy buenos. También es bueno para la salud", señala Xiao, quien aprendió a preparar órganos masculinos a los 13 años, heredero de un arte familiar que se remonta a varias generaciones.

Los órganos, provenientes de las tierras más recónditas de Asia, son picados y presentados sobre un colchón de lechuga en un elaborado recipiente de cristal, como si se tratara de tortas o dulces en una confitería.

Estos platos de la cadena de restaurantes Guolizhuang, la única en China especializada en penes, son populares en reuniones empresariales y entre funcionarios del gobierno, asegura a la AFP Li Yanzhi, directora de la sucursal Chaoyang.

La gran mayoría de la clientela es masculina y muchos buscan incrementar su potencia sexual en este restaurante, en el que también se sirven genitales de carnero, yak, foca y serpientes, que además tienen dos penes.

"Los chinos creen que pueden reforzar diversas partes del cuerpo utilizando los mismos ingredientes, lo que quiere decir que cualquier cosa que coma es nutritiva para esa parte del cuerpo", explica Li.

"Comer penes y testículos puede darle vigor a un hombre y hacer que tenga una maravillosa vida sexual", sostiene.

"Fuertes en la cama"

No existe una prueba científica para esas creencias, que en Asia tiene varias versiones.

En Lahore, la capital económica de Pakistán, el Takatak -el nombre del plato deriva del sonido de los cuchillos usados en su preparación- consiste en picado de corazones de cabra y oveja, sesos, riñones y cabezas.

"Básicamente, los hombres lo comen para ser más fuertes en la cama", señala Faher Hayat, un chef que acompaña sus especialidades con cebollas, tomates, jengibre, pimienta y cilantro.

"Los sesos dan energía a la cabeza; y los testículos tienen un poder propio", precisa.

En las atestadas calles de la ciudad vieja de Yakarta, los indonesios que quieren mejorar su rendimiento sexual acuden a bares ambulantes en los que pueden beber sangre de serpientes.

El cliente elige su víbora, a seis dólares el ejemplar, y el 'barman' la toma y cuidadosamente le corta la cabeza y deja que su sangre caiga en un vaso.

Una cucharada de miel suaviza la amargura de la bebida, considerada no solo como un potenciador sexual sino también como un remedio para la diabetes, la hipertensión y otros males.

En el restaurante de penes de Pekín, Wei Jingsheng es un devoto cliente.

"Funciona muy bien," afirma este empresario de 47 años. "Desde que lo tomo ya no se me cae el cabello y me siento pleno de energía todo el día. Antes, tenía que dormir hasta el mediodía para no sentirme cansado, ahora ya no lo necesito. Toda mi vida es fantástica", se entusiasma.

La nutricionista del restaurante dice que el plato más popular es el ciervo, considerado como muy efectivo dado que cada macho de esta especie cuenta con un numeroso 'harén' de hembras.

"El pene de un ciervo tiene la potencia de tres penes de toro", afirma Du Yuemei, quien con una sonrisa admite que algunos clientes le hacen preguntas embarazosas, ante las cuales es inmune.

"Sé que mi trabajo es algo inusual pero me siento bien sabiendo que contribuyo a una dieta terapéutica para los hombres. Es algo único", agrega, antes de retirarse y dejar lugar para que la camarera sirva una sopa elaborada con corazón de ciervo, caldo de pato y varias medicinas chinas.

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