domingo, 13 de octubre de 2013

La tradición de los tamales tupizeños aún se mantienen con "doña Rosalía"

Ingresando muy tempranito por la puerta Este del mercado "Antonio Gil Durán", en Tupiza, lo primero que uno aprecia a mano izquierda, es el puesto de tamales de "doña Rosalía", una persona muy sociable que mantiene la tradición que le enseñó y dejó su mamá, doña "Niquita" (Nicacia Caro Quispe), lastimosamente ahora fallecida, quien trabajó 54 años en dicho centro de abasto.

Esa tradición, aún es seguida por Rosalía, quien desde sus ocho años, acompañó a su madre en la venta de los tamales y que ahora se convierte en el referente cuando se habla de los tamales, pues mantiene a su familia con la venta de 250 unidades aproximadamente por día, cada una a 2 bolivianos.

"Yo vendo desde que falleció mi mamá, ya es un año y medio que se fue, ella vendía los tamalitos y la chicha y yo le ayudaba a hacerlos desde mis ocho años y ahora me quedé con lo que ella me enseñó", nos decía Rosalía, casi derramando lágrimas por la añoranza de su madre.

Doña Niquita trabajó en el mercado desde sus 12 años y vendió los tamales hasta sus 66 años, viviendo desde muy pequeña en Tupiza donde su mamá, (la abuela de doña Rosalía), le inculcó dicho oficio.

Pese a que doña Niquita nació en la comunidad de Bolívar sentía un cariño muy especial por Tupiza, lugar donde llegaba solo por vender los tamales, la chicha y en algunas oportunidades pan.



ELABORACIÓN

Pero abocándonos en la elaboración de los tamales que son maíz con charque y cebolla, la entrevistada nos decía que es un proceso largo que comenzaba con el pelado del maíz y su cocción hasta "tener un hervor", posteriormente se cocía la cebolla, con bastante cuidado, al igual que el charque que es desmenuzado, siendo un trabajo bastante moroso.



NO SE GANA BIEN PERO SE DISFRUTA

Pero aunque la venta de tamales no deja mucho beneficio económico, doña Rosalía disfruta en su venta, ya que la cantidad del alimento, varía en diferentes épocas del año.

La historia la complementó la señora Elena Ayza, una ancianita de 75 años, que sentada en la banca del lugar, vende sus vasos con zumo de zanahoria a tres pesos y nos repite la historia como un testigo viviente de lo que pasó en el centro de abasto "Antonio Gil Durán".

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