jueves, 10 de septiembre de 2015

La cocina budista

La esencia de esta cocina busca rescatar las creencias budistas y aplicarlas en nuestro día a día. Si bien es estrictamente vegetariana, existe la teoría del “camino medio”, que permite incluir carnes de origen libre de violencia, engaños o acciones indebidas. Para indagar en este particular régimen acudimos a dos expertas en nutrición con quienes disipamos las dudas.

Procedencia: Para la nutricionista Verónica Vargas, es un vegetarianismo estricto que se inicia en la India, pasando por la China y Japón hasta llegar como una moda a Estados Unidos y España. “Es una combinación de la comida japonesa con la dieta vegetariana occidental, los principios del budismo Zen y abraza la espiritualidad”, dice. Por su parte, la nutricionista Litzy Montoya afirma que “a través de la comida se busca el bienestar propio, como el ajeno, venciendo el hambre se vence la angustia y la debilidad”, comenta.

Beneficios : Ahora bien, está compuesta en parte por alimentos fermentados. “En este estado las verduras ayudan a una buena digestión, mejoran la absorción del calcio, mantienen un equilibrio saludable en la flora intestinal, además de fortalecer la flora vaginal en las mujeres”, asegura Vargas. Asimismo, Montoya complementa que este proceso concentra un alto contenido de ácido láctico, que promueve el buen funcionamiento del sistema inmunológico.

No es para todos. “Si bien está formada por alimentos naturales con poca o ninguna modificación y con restricciones de consumo de proteína animal, su aplicación puede llevar a problemas de desnutrición por la ausencia de vitaminas y minerales”, indica la nutricionista Vargas. “Está muy ligada con la meditación y la teoría de consumir solo lo que el cuerpo necesita . Esto puede ser beneficioso a personas que tienen un estilo de vida saludable y no presentan déficit de vitaminas o niveles altos de estrés”, complementa Montoya.

Para la vida: “Si bien es un régimen algo complejo de seguir, se pueden aplicar enseñanzas de Buda en nuestro día a día, como verificar la procedencia de los alimentos, tener una actitud humilde ante estos y evitar derrochar comida. Además de respetar a nuestro cuerpo como un templo, al cual se lleva solo lo bueno y lo puro”, reflexiona Montoya. Asimismo, Vargas dice que "es posible rescatar lo positivo tanto de los alimentos como las preparaciones culinarias orientales e incorporarlas a nuestra rutina", finaliza. //

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