Por otro lado, son una excelente fuente de fósforo, el cual contribuye en la constitución de los huesos y dientes, además participa en el crecimiento y regeneración de los tejidos. También permite mantener un pH normal en la sangre y es un constituyente importante de las membranas celulares. Asimismo, los mejillones poseen mucho zinc, lo que ayuda en las reacciones inmunitarias, en la fabricación del material genético, percepción del sabor y cicatrización de las heridas.
Finalmente, los mejillones contienen yodo, un elemento clave en la composición de las hormonas tiroideas, las cuales son necesarias para la regulación del crecimiento, desarrollo y metabolismo.
CUIDADO AL INGERIRLOS
RIESGOS DE ALERGIAS E INTOXICACIONES
La tropomiosina es una proteína identificada como el alérgeno mayor de los camarones y bogavantes, pero también de otros moluscos como el mejillón. Por lo tanto, si tienes alergia a algunos pescados o mariscos, consulta un alergólogo antes de ingerir mejillones.
Por otro lado, algunos patógenos como bacterias y virus pueden estar presentes en los mejillones crudos o mal cocidos. En estos casos, su consumo suele acarrear diversos problemas de salud e intoxicación, los cuales aparecen con nauseas, vómitos, diarreas, debilidad muscular, desorientación y amnesia.
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